El viejo y el mar by Ernest_Hemingway
autor:Ernest_Hemingway [Ernest_Hemingway]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Aventuras, Drama
editor: ePubLibre
publicado: 1951-12-31T23:00:00+00:00
* * *
El sol se estaba poniendo. Para darse más confianza, el viejo recordó aquella vez, cuando, en la taberna de Casablanca, habÃa pulseado con el gran negro de Cienfuegos, que era el hombre más fuerte de los muelles. HabÃan estado un dÃa y una noche con sus codos sobre una raya de tiza en la mesa, y los antebrazos verticales, y las manos agarradas. Cada uno trataba de bajar la mano del otro hasta la mesa. Se hicieron muchas apuestas y la gente entraba y salÃa del local bajo las luces de queroseno, y él miraba al brazo y a la mano del negro, y a la cara del negro. Cambiaban de árbitro cada cuatro horas, después de las primeras ocho, para que los árbitros pudieran dormir. Por debajo de las uñas de los dedos manaba sangre, y se miraban a los ojos y a sus antebrazos, y los apostadores entraban y salÃan del local, y se sentaban en altas sillas contra la pared para mirar. Las paredes estaban pintadas de un azul brillante. Eran de madera, y las lámparas arrojaban las sombras de los pulseadores contra ellas. La sombra del negro era enorme y se movÃa contra la pared según la brisa hacÃa oscilar las lámparas.
Las apuestas siguieron subiendo y bajando toda la noche, y al negro le daban ron y le encendÃan cigarrillos en la boca. Luego, después del ron, el negro hacÃa un tremendo esfuerzo y una vez habÃa tenido al viejo, que entonces no era viejo, sino Santiago el Campeón, cerca de tres pulgadas fuera de la vertical. Pero el viejo habÃa levantado de nuevo la mano y la habÃa puesto a nivel. Entonces tuvo la seguridad de que tenÃa derrotado al negro, que era un hombre magnÃfico y un gran atleta. Y al venir el dÃa, cuando los apostadores estaban pidiendo que se declarara tablas, habÃa aplicado todo su esfuerzo y forzado la mano del negro hacia abajo, más y más, hasta hacerle tocar la madera. La competencia habÃa empezado el domingo por la mañana y terminado el lunes por la mañana. Muchos de los apostadores habÃan pedido un empate porque tenÃan que irse a trabajar a los muelles, a cargar sacos de azúcar, o a la Havana Coal Company. De no ser por eso, todo el mundo hubiera querido que continuara hasta el fin. Pero él la habÃa terminado de todos modos antes de la hora en que la gente tenÃa que ir a trabajar.
Después de esto, y por mucho tiempo, todo el mundo le habÃa llamado el Campeón y habÃa habido un encuentro de desquite en la primavera. Pero no se habÃa apostado mucho dinero y él habÃa ganado fácilmente, puesto que en el primer match habÃa roto la confianza del negro de Cienfuegos. Después habÃa pulseado unas cuantas veces más y luego habÃa dejado de hacerlo. Decidió que podÃa derrotar a cualquiera si lo querÃa de veras pero pensó que perjudicaba su mano derecha para pescar. Algunas veces habÃa practicado con la izquierda.
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